miércoles, 4 de febrero de 2009

S Valentín o del Amor

El Amor, así con mayúsculas, es cursi. Es el impuesto revolucionario que el amor nos cobra y nos devuelve en cuitas a fondo perdido de manera vitalicia. Pero ¿es acaso justo que S. Valentín venga inmediatamente después de la cuesta de Enero, que con tanto trabajo subimos año tras año? ¡Qué inapropiada fechita de marras para recordarnos que "hemos caído en amor"!, como dirían los ingleses. Y es una expresión acertada porque, en cierta forma, nos tropezamos de buenas a primeras con el amor y quedamos atrapados entre sus redes. Porque el amor es involuntario si no ¿de qué manera iba nadie a responsabilizarse de otro para el resto de su vida? Es una condena que nos viene impuesta, quedamos maniatados, taquicárdicos, con ganas de que llegue la hora del rapto para recrearnos en los momentos que nuestro raptor o raptora nos concede. El amor es abismático, desasosegante, incansable,ambicioso y el motor que todo lo mueve. Así visto dan ganas de desenamorarse, pero para qué ¿para estar esperando de nuevo que la flecha de Cúpido nos llegue desde el Cielo? Porque el amor es como el perro del hortelano que ni come ni deja comer, si no lo tengo lo busco y cuando me desprendo lo vuelvo a buscar.Y lo que yo quería decir, que ya me iba por las ramas, es que el día de S. Valentín es triste en sí mismo, solo lo disfrutan los recién enamorados.

Tal y como están las cosas todo se reduce a una cuestión de tiempo, dinero y ganas. Entre los que se excusan diciendo que es una estrategia de mercado y que ellos no entran en ese juego de los grandes almacenes; los que adornan su racanería arguyendo que "ellos están todo el año enamorados y que no se trata de regalar sino de mostrar el amor día a día" y qué duda cabe que no lo hacen; los que se olvidan de la fecha y tienen que buscar mil justificaciones que no cuelan y los que querrían, pero no pueden celebrarlo porque no están en el momento álgido de su relación o no tienen pareja, termina siendo el recordatorio de un día que a ninguno nos gusta. Además adornado cada año con el puente de los candados, con parejas felices, etc. Es lo más parecido a lo que ocurre el día de la lotería de Navidad cuando la gente sale a celebrar que le ha tocado la lotería y los demás debemos contemplarlo con esa rabia políticamente incorrecta que en público debemos silenciar.

Pero este año será diferente: cuando vea a las 20.000 parejas de chinos casándose, descorcharé la botella de champán que compré el 21 de diciembre y brindaré por ellos (que me preguntaba yo, así como para terminar: ¿todo el mundo ese día tiene una botella de champán en casa para cuando vengan los de la tele....?)Por cierto ¿os había dicho que ya tengo elegido lo que voy a regalar?

1 comentario:

Arrítmica dijo...

Que pasada como escribes canija!
Jajaja al final todos caemos en el diita de los cojones.. pero es trsite si.. es un dia que seguro celebra mas engaños y discusones que amorsito del bueno.
Besitos!