jueves, 29 de enero de 2009

Tercer Grado


El tercer grado puede, en ocasiones, resultar molesto porque a nadie le gusta que se le pregunte aquello que libremente no ha dicho antes y sus motivos tendrá. A veces, puede que una lo esté pidendo a gritos para liberarse de lo que no se atreve a decir si previamente el receptor no se muestra interesado. En cierto modo, es terapéutico si sabes ver el lado positivo a la hora de sacar conclusiones acerca de cómo nos ven los demás y tratar de mejorar aquello que proyectamos inconscientemente y no nos gusta. Cuando el tercer grado se practica, no de modo confesional, sino grupal, puede provocar susceptibilidades en el grupo no solo hacia quien pregunta sino también hacia quien responde, cómo lo hace, que se guarda y que desvela, generando así un tercer grado dentro del tercer grado. Pero quiero que sepáis que si alguna vez habéis sentido que lo he hecho, es porque he creído que era el momento, que no iba a ser hiriente y por esa necesidad humana, demasiado humana, que todas tenemos de sentir que nos importa alguien. Y eso es en definitiva, si lo queremos llamar así, la curiosidad, pero sanamente bien entendida.

2 comentarios:

Arrítmica dijo...

Me violenta el tercer grado dependiendo de quien venga.. cuando no es sano, lo sabes... pero generalmnte me incomoda muchisimo.

Jo dijo...

A mí, en ocasiones, el tercer grado me ayuda a expresar y puede que de otra forma no lo hiciera. Aunque este es mi problema, claro.