sábado, 30 de mayo de 2009

Apoyadas


Tú eres la que lleva la muleta


pero yo soy quien me apoyo sobre ti


luego me apoyo en tu muleta,


para evitar caídas innecesarias

miércoles, 27 de mayo de 2009

Muros


Lamentablemente vamos levantando muros. Con nuestra familia, que vemos en bodas, bautizos y cada vez menos comuniones, a Dios Gracias; con los amigos, ¿ les importará realmente lo que me pase? y con los compañeros de trabajo, fundamentalmente con ellos. Ellos son nuestros grandes desconocidos y los vemos más como enemigos en potencia que como amigos potenciales. El hecho de levantar muros es habitual, de arena con apariencia de piedra para ofrecer consistencia. Otros los hacemos de cristal, un tanto viselados, para no dejarnos traslucir plenamente y un sinfín de categorías que se nos puede ir ocurriendo.

¿Pero sabéis qué es lo malo de edificar muros? Que, en definitiva, no sirven para protegernos de nosotros mismos, que en muchas ocasiones somos nuestro peor enemigo.

martes, 19 de mayo de 2009

Para Mario

Gracias a tus versos

Chile se nos ha hecho más cercana.

Personalmente has conseguido que deponga

mi "corazón coraza" en multitud de ocasiones.

Eras hombre de palabra

y nos enseñaste a confiar.

Un trato contigo siempre fue un desinteresado trato.

Hemos mirado a la muerte

desde todas las etapas de la vida

y hemos descubierto que es solo un grano de arena

o un abismo inconmensurable, según perspectiva.

También sabemos que "la soledad siempre llega cargada de nostalgias",

Que si Dios fuera mujer

seríamos más lascivos y el mundo iría mejor

y que para enamorarnos siempre debemos llevar bajo la manga

una buena táctica y una mejor estrategia.

Te cuidaremos como nos has cuidado por siempre

y viceversa

miércoles, 6 de mayo de 2009

Beacheando

Esta tarde he estado beacheando. Sí, me he ido a la playa con dos colegas, en el sentido estricto de colegueo, trabajamos juntas y hoy hemos compartido ocio juntas. Hemos ido a beachear, a darnos un baño de color para lucir los palmitos en la feria (tema del que ya hablaremos). Y es que cuando una tiene que combinar un vestido, cual sea, con el blanco color carne, no el de los dibujitos que es rosa palo (y que todos los niños y niñas de mi época llamábamos color carne, sin serlo, es un misterio digno de Cuarto Milenio e influencia de los rotuladores Carioca) sino el blanco roto, descolorido, pues nos entra un nosequé por el cuerpo que nos solivianta. Y es un hecho, cuando llega la primavera nos tendemos al sol como los lagartos, cuando hace tan solo unos cuatro meses, lucíamos guapísimas en Navidad sin necesidad de bronceado ninguno. Es lo que tiene la primavera: el lucimiento de los bracitos y el desafortunado descubrimiento de que tenemos piernas ,y las vamos a lucir, sin el enlutado hábito de las medias. Las carnes empiezan a sudar, pensando en el nuevo equinocio y la piel empieza a demandar sol por todos los poros. El escote se vuelve violento. El maquillaje empieza a perder eficacia y nos vemos abocadas a tirarnos a la calle en busca de sol y agua, donde remojar un poco el sufrimiento en el que se convierte el hecho de ponernos morenas.
¡Y a beachear se ha dicho!. Nos ponemos las chanclas, desempolvamos las toallas gigantes, que después de la segunda limpieza general hemos conseguido darle su sitio en el armario, aireamos el bikini ( ese invento de los hombres que es nuestra mayor tortura: con lo bien que sienta un buen topless donde no repites modelito, no se te queda el pecho húmedo... y mil ventajas que no voy a enumerar ) y a esperar que el sol acometa sus funciones y nos dore en condiciones, de manera integral, sin parches y sin que nazcan nuevos lunares.